Cada vez son más los directivos sénior del mundo de la empresa, y particulares que, a cierta edad, encaran un proyecto de vida nuevo, como por ejemplo, el del emprendimiento, o el de ayudar a otros desde su dilatada experiencia. Sin embargo, también están aquellos profesionales mayores de 50 años que se ven a sí mismos excluidos de la carrera laboral activa y que no quieren resignarse a su suerte.
Fundaciones como Oryon Foundation dan cabida a esas pretensiones recuperando e impulsando el talento sénior que están dispuestos a reinventarse. Para ello, pone a su servicio el programa +50, dirigido específicamente a este colectivo. “Los perfiles que se apuntan a nuestro programa +50 son diversos. Concretamente, en esta última convocatoria, se han inscrito personas prejubiladas interesadas en introducirse en el ecosistema emprendedor por dos posibles vías: por un lado, quienes quieren emprender un proyecto, buscando así iniciar un nuevo camino profesional con ilusión, pasión y una gran experiencia demostrada; mientras que, por otro lado, están quienes quieren vincularse a otros proyectos emprendedores para ejercer como mentores, o consultores, ayudando a personas más jóvenes que se están iniciando en el mundo emprendedor”, recalca la directora de Operaciones de la Fundación, Meritxell Giné.
“Algunos de estos perfiles, cuando dejan el mundo empresarial más corporativo, se sienten muy atraídos por el ecosistema emprendedor, no sólo por la idea de emprender, sino también por invertir. Una de las vías que encuentran para acercarse a ese ecosistema es participando en la Fundación Oryon”, esgrime por su parte Cristina Poole, su directora.
Másteres de seis meses
El programa formativo que ha implementado Oryon Foundation con alianzas como la sellada con la escuela de negocios Founderz se cristaliza en el Máster Online Business & Entrepreneurship. Una formación de seis meses de duración, que cuenta con más de trece sesiones complementarias, de dos a tres horas de duración, en un formato híbrido (presencial y online); además de un evento inaugural, un evento de cierre, presencia de mentores e incluso premios en especie en algunos de los proyectos más potentes.
En general, el correcto desarrollo del programa requiere una implicación por parte de los participantes en torno a cuatro horas semanales. La última convocatoria, se cerró en diciembre, y está actualmente en curso, mientras que a finales de abril se abrirá una segunda convocatoria con nuevas plazas. De una participación de dieciocho alumnos en este programa piloto, se espera alcanzar ya la cincuentena de participantes en esta próxima convocatoria.
Alianzas con fundaciones
La directora de Oryon Foundation, Cristina Poole, atesora una amplísima trayectoria profesional en el mundo de la comunicación y las relaciones institucionales para empresas cotizadas, multinacionales, organizaciones como la UNESCO en el ámbito de la educación y, particularmente, en el mundo de las fundaciones (Ortega y Gasset y Marañón, la Fundación Felipe Segovia de la Institución Educativa SEK o el Círculo Orellana).
Desde ese caudal de conocimiento, recuerda que “tenemos alianzas con varias fundaciones e instituciones que se mueven en este mismo entorno del emprendimiento como a escuela digital Founderz, Fundación SECOT, Fundación PWC, Generación SAVIA (Endesa), Fundación Botín, Mensajeros de la Paz en lo referente a exclusión social o el Consejo de Innovación y Buen Gobierno (CIBG), formado por profesionales con una dilatada experiencia directiva.
La mezcla de juventud y ‘seniority’
“La mezcla del talento sénior y el joven es muy valorada en el mundo del emprendimiento. Esos equipos mixtos son súper potentes para empezar un nuevo proyecto emprendedor. El atrevimiento u osadía de la juventud, del emprendedor que empieza, junto con la experiencia y seniority de los de más edad es una gran fusión para proyectos con alto potencial de crecimiento”, reitera la directora de Oryon Foundation, Cristina Poole.
“El perfil de personas de más de 50 años que llega a la Fundación tienen un espíritu joven”, reflexiona a su vez Meritxell Giné. “Son personas que están ‘cansadas’ del mundo corporativo, y tienen ganas de trabajar con otro espíritu, quieren compartir, crecer, incluso diría divertirse. Tienen mucha experiencia, pero son jóvenes en el fondo y están muy dispuestos a aprender y a desaprender. Muchos de los participantes proceden de la alta dirección y llegan aquí con la humildad por bandera. No vienen ni mucho menos a aleccionar, sino a escuchar y aportar”.
Una postrera etapa profesional que en el longevo mundo de los séniores activos es cada vez menos última y más bien otra etapa más, matiza Cristina Poole: “Es verdad que, en las grandes corporaciones, o de acorde con la seguridad social, te tienes que jubilar a los 65 o 67 años, pero esto ha cambiado mucho. Ahora mismo, con esa edad estás perfectamente capacitado para emprender cualquier proyecto que se te ponga enfrente. Es bonito pensar que puedes iniciar otro tipo de carrera en los años que tienes por delante. Aquí con nosotros hay gente con setenta y pocos años o más incluso”.
Mentoría, la otra vía
Estos exdirectivos pueden encarrilar de otro modo su conocimiento y convertirse en mentores de otros pupilos que se adentran en el mundo del capital riesgo. Fundaciones como Oryon Foundation hablan con mentores dentro de su red de contactos para que puedan echar una mano y, sobre todo, dedicar algo de su tiempo a contribuir al éxito de terceros.
La Fundación tiene un rol muy importante porque asiste a proyectos de emprendimiento que aún no tienen el equipo formado o que están empezando, pero tienen buenas ideas y tienen ganas de desarrollarlas y convertirlas en proyectos de emprendimiento viables. “Todo el equipo humano de la Fundación, más mentores y formadores externos, asiste y ayuda” a los emprendedores con el propósito de intentar hacer esos proyectos realidad.
Oryon Foundation cuenta, en este sentido, con el perfil del mentor estratégico, más sénior, aquel que ayuda a definir la estrategia desde el inicio y hasta el lanzamiento al mercado; y un mentor operativo, un perfil más joven, y que ayuda en aquellos procesos operativos del día a día (desde hacer una app a crear un storytelling de la marca).
“Cuando empezamos a hablar del programa talento sénior, vimos que hay mucho de este talento que vendría a ayudar a esos pequeños equipos humanos, asesorándoles en lo que ellos mismos habían previamente ejercido, como puede ser un director financiero, un experto fiscal, o un cazatalentos. Es por ello que hemos pensado en hacer un programa formativo en temáticas de emprendimiento, mentoring, inversión…”, esgrime Cristina Poole. “Es un proyecto que esperamos lanzar el próximo mes de mayo. Lo que haremos es formar a aquellos sénior que quieran actuar como mentores, y posteriormente se les pondrá en contacto con startups con las que ya trabaja el fondo de inversión de Oryon Universal o en aquellos proyectos que se estén gestando en la Fundación.”
Estos mentores -añade Cristina Poole- pueden ayudar incluso en los propios programas formativos antes mencionados, ya que abarcan todos los procesos del acompañamiento: desde enseñarte a emprender hasta tener su proyecto prácticamente ultimado para recibir una inversión. Hay mentores sénior que asesoran a emprendedores jóvenes, y mentores jóvenes que asesoran a emprendedores sénior. El emprendedor sénior que tiene a un mentor joven está feliz, porque se le contagian las ganas “Nosotros solemos decir que “juntamos las ganas con las canas”, remarca Giné.
Forjando al ‘reemprendedor’
Existen también los directivos con una experiencia negativa en lo referente a emprendimiento o capital riesgo. Desde la Fundación, su directora de Operaciones, Meritxell Giné, explica que se les ayuda a recobrar ese espíritu nuevamente: “Forma parte de nuestra cultura ver el fracaso como parte de la vida, ya que no por haber tenido un proyecto fallido has fracasado. Para ser un buen emprendedor y, sobre todo, un buen reemprendedor tienes que tener esto muy grabado a fuego. A nosotros nos llegan tanto los que lo han asimilado como los que no lo han superado todavía.”
“Si el proyecto de ese emprendedor veterano en este caso, o joven en otros casos, vemos que no es invertible en su estado actual, pero que se le puede ayudar desde la Fundación asignándole mentores y recursos que pueden ser clave para redefinir el proyecto y que sea invertible más adelante, lo hacemos”, argumenta Ignacio Guasch, director de Startups en Oryon Universal. “Son proyectos, especialmente, semilla (seed capital), que están en etapas iniciales, y a los que ayudar y acompañar para después presentarlos a Oryon Universal con el objetivo de encontrar potenciales inversores.”
Mujer madura y emprendimiento
Con varios años de trayectoria, sí que hay casos ejemplarizantes del éxito de mujeres sénior que han reconducido su vida laboral y dejado atrás realidades de desespero e incertidumbre económica. “Tenemos el caso de dos mujeres, una de 75 años y otra de 60 años, que han emprendido un negocio de joyería reciclada. La primera de ellas estaba en una situación económica personal muy complicada, y a día de hoy ya son un equipo de cinco personas, que facturan regularmente, y que además están creciendo en puntos de venta gradualmente. Para mí eso es un claro caso de éxito”, confiesa Meritxell Giné: “No solo han progresado, sino que están generando empleabilidad entre mujeres en exclusión social”.